Articulos de Tanguillo publicados en Tangoscopio
Publicado el 27 de Abril del 2008
No necesariamente todos los que van a la milonga saben bailar. Algunos de hecho ni siquiera saben lo que es el tango, y muchas veces el que vayan al recinto donde el tango se convierte en danza tiene que ver más con un deseo de expedición antropológica que de diversión.
Y eso no está mal, al contrario, es elogiable. Pero, dependiendo del cuidado que se demuestre con respecto a las costumbres del lugar, el elogio puede convertirse en una reconvención, tal vez en un reproche, y hasta en una bien puesta puteada si nuestro explorador antropológico actúa con el sentido común de un troglodita, o peor, del típico turista (nótese el uso de la palabra “típico”).
Prevenir es mejor que curar decía, mi abuela mientras ponía llave a la puerta de la habitación en donde se encerraba tardes enteras conmigo, para evitar travesuras. Así terminé aprendiendo las delicias del tejido crochet, mientras tejía una y otra vez zoquetitos (en realidad, uno solo, que se destejía y tejía para “no desperdiciar lana”). Pero esa es otra historia (la de mi fetichismo con la lana y el punto Picot) que no viene al caso. Lo importante es que imitaremos a mi abuela, (en su actitud, ya que no en su accionar carcelario), y nos aprenderemos algunas reglas básicas que nos permitan salir bien parados de la incursión al santuario milonguero.
La pista es para bailar, no para conversar:
Nunca está de más recordarlo, porque es un error bastante común y de los más molestos: una o varias personas paradas en la pista, en lo que ellos creen es un lugar adecuado simplemente porque los bailarines los están esquivando. Gente, no es una disco. Uno no se para a hacer sociales o a mirar al lado de los que bailan. Y se baila en toda la extensión de la pista, cuyos límites son, en la mayoría de los casos, los lugares donde empiezan las mesas. O sea que si te parás a charlar en algún lado, debe ser de donde empiezan las mesas, para atrás. Hay excepciones, milongas en las que no se puede circular por entre las mesas, y por lo tanto es necesario hacerlo por los bordes de la pista. La palabra clave aquí es circular. Podés en el caso de estas milongas usar la pista para ir a algún lado, siempre por el costado y jamás cruzándola, pero no podés ubicarte estáticamente en ella. Quitás espacio de desplazamiento a los bailarines, algo siempre escaso.
La pista es para bailar, no para “jugar”:
Ciertamente, si bailar con la mejor intención pero sin saber sería un error, mucho mas lo es entrar a la pista en plan de “gracioso”. No solo lo que hagás en esa actitud te va a dejar mal parado sino que todo lo que pensás que remotamente puede causar risa, ya ha sido hecho antes: bailar tango como si fuera tango europeo, bailarlo como salsa, bailarlo de forma exagerada, etc, etc. No solo vas a quedar como un tarado, sino como un tarado nada original. Y lo que es peor, podés llegar a molestar a las personas que si bailan, lo cual te puede acarrear problemas, y hasta que te saquen de la milonga.
La pista es para los que saben:
Es natural la tentación en la visita a la milonga de sumar la experiencia de ingresar a la pista para dar unos pasos, especialmente si antes tomaste una clase aprendiendo quizá el paso básico. Esta intrusión sería verdaderamente desaconsejable (y no, una clase no basta para saber como moverse en la pista).El tango de salón, el que se baila en las milongas, es una danza que requiere un constante desplazamiento. Para que esto se pueda conseguir en un limitado espacio, los bailarines se mueven como un conjunto. Ese movimiento tiene sus códigos y secretos. Esto hace que en el tango, a diferencia de otros bailes, si alguien baila mal no solo lo afecta a el o a su ocasional pareja, sino que molesta a los demás, no solo por el dolor estético que se puede producir al verlo, si no porque se pueden producir golpes, empujones, y hasta pisotones, que con un taco aguja créanme que no es cosa menor. Eso sin contar que un milonguero te puede terminar increpando en la misma pista de la peor manera, y con razón, si golpeaste a su pareja, aunque fuera sin intención.Así como no estaría bien visto probar la hostia en misa si no sos cristiano, hacer las oraciones en la meca sin ser musulmán, o circuncidarte si no sos judío (bah, que se yo, podés probar a ver que te dicen), del mismo modo explorar ciertas experiencias podría ser negativo, y sus consecuencias, mayores incluso que las que podrían tener las antes mencionadas.
Cuidado con las filmaciones y/o fotos:
A la gran mayoría de los milongueros les agrada la exposición. En consecuencia no suelen hacerse gran problema con que les saquen fotos o los filmen (los bailarines en cambio suelen ser mas quisquillosos, no vaya a ser cosa que les copien los pasitos). Sin embargo, no esta de más ser cuidadoso y discreto a la hora de sacar una cámara. Hay organizadores que no les gusta las filmaciones o quieren lucrar con ellas (me pasó que me quisieran cobrar un vez que estaba sacando fotos en una milonga del centro), y hay lugares, como ser milongas gays o prácticas especiales, en donde no está bien visto, o directamente no está permitido sacar fotos o filmar. Así que ante la duda, mejor preguntar.
Prestar atención a las pilchas:
Mas allá del estilo particular de cada uno, creo que en general cuando uno va a conocer un lugar, no es la idea resaltar de una forma que quede en evidencia su caracter de foráneo. Es por eso, que minimamente intentar adaptar nuestro vestir para no resaltar como anchoa en budín inglés. Claro, nunca falta el rebelde que se viste “como quiere”, pero me gustaría verlo caer a una fiesta punk-rock vestido de lacoste y zapatos nauticos. Después de eso charlamos.En todo caso, para el caso de las milongas, con un elegante sport en general ya se zafa en la mayoría. De todos modos, obviamente, nunca está de más averiguar la onda del lugar antes de ir.
Conclusión
Atendiendo muy pocos detalles, tu primera vez en una milonga puede ser mucho mas placentera para todos. Desde ya que estos consejos son generales, hay algunas milongas que tienen sus códigos mucho mas relajados, otros son mas estrictos, pero en general, atendiendo esto consejos vas a poder hacer una muy digna visita.
Y ahora una pregunta: ¿Alguien vió alguna actitud que no está aquí en la gente que por primera vez va a una milonga?
Publicado el 05 de Mayo del 2008
La práctica dió su fruto, y el visitante de las milongas se convirtió en un asiduo asistente, sus dubitativos primeros pasos se convirtieron en complejas y (mas o menos) elegantes figuras y su ignorancia de la cultura milonguera está desapareciendo reemplazada por experiencias que lo curtieron para que se vaya convirtiendo en un milonguero de ley. Digamos que cada vez la tiene más clara. Pero siempre hay algunos detalles que está bueno aclarar y/o recordar
No lo dejés pagando
Este regla va mas bien para las chicas. En general, es costumbre bailar la tanda entera de tangos antes de irse a sentar (salvo en las prácticas, donde no suele haber tandas, o al menos pausa entre ellas). Si terminan antes es porque el baile fue muuuy feo, y algún integrante de la pareja (generalmente la mujer) prefirió cortar antes el baile. Es decir, dejar de bailar antes de la finalización de la tanda (salvo que sea, digamos, por algún asunto que requiera internación urgente) es una cortada de rostro, lisa y llana. Es de hecho peor a decir que no a una invitación, porque significa que te tachan con conocimiento de causa. Es como expresar: “Mirá lo intenté, pero no va, no aguanto dos tangos mas con vos”. O sea, feito. Por eso mujer, pensá bien antes de aceptar, para que no te veas en una situación así, en la que un ego masculino saldrá malherido (a menos, claro, que seas de las que les encanta hacer eso) .
Pero si no queda otra…
¿Viste que en general, cuando no querés mas mate decís gracias? Bueno, se usa lo mismo en la pista. Si no te queda otra que irte a sentar porque estar en los brazos de tu pareja de turno es un suplicio que no se lo deseas ni a la que te piso con el taco aguja de 15 cm., un “¡Muchas gracias!” poniendo tu mejor cara de simpática es la salida preferible. Si ponés una excusa (tipo “Opa! me tengo que ir a sentar porque tengo un tirón en el músculo esternocleidomastoideo”) que no sea tan creíble, no vaya a ser cosa que efectivamente la crea y te invite de nuevo cuando considere que superaste el problema. Mujeres, hay veces que no queda otra que romper el débil, tierno y frágil corazoncito masculino (pobres de nosotros tan sufridos).
Cuidadito con el bis
Tradicionalmente, los milongueros van rotando en la elección de parejas de una tanda a otra. Y tradicionalmente, que una mujer sea elegida dos veces seguidas por el mismo bailarín, suele tener una connotación de acometida galante, o sea, a la fémina le están tirando los galgos. Y que la mujer acepte suele dar pié en el milonguero aceptado a pensamientos del tipo “¡Por fin se me dió!”, “Epa! Mirala vos, parecía dificil”, “¡Ajá! Listo el pollo y pelada la gallina”, “Soy un grosso, papito no podía fallar”, etc, etc. según sea la personalidad del galán en cuestión.Es verdad que este código no se respeta en situaciones como que haya amistad entre los bailarines, o se esté bailando en una milonga con códigos muy relajados o con muchos principiantes. Pero en general habrá que tener un cierto cuidado con repetir muy rápido respecto tanto a las invitaciones que se hacen, como a las que se aceptan.
Guarda con la precocidad
Tomate tu tu tiempo. Eso es vital. Date tiempo para entrar en sintonía con el lugar. Al llegar a un milonga, fijate que códigos se cumplen, que tan ordenada es la pista, quien baila bien, y quien no. Una vez que tengás elegidas a tus posibles parejas, fijate si están acompañadas, espera que suene la música apropiada para sacarlas a bailar. Eso dependerá de tu estilo y gustos personales, pero en general no es buena idea que la primera con tanda con una persona desconocida sea, por ejemplo, a ritmo de milonga. Un Caló o Pugliese suelen ser mejores opciones.Y para volverla a invitar, en general, es mejor no apresurarse. Si gustó tu baile no esta mal que te deseen un poco, y si no le gustó, mejor no atosigar.
Escuchá a la orquesta!
Este es un error que he visto con demasiada frecuencia. Gente, cuando en la milonga toca una orquesta o grupo no salgan a bailar hasta que se invite a hacerlo. Si no pueden refrenar sus ansias, esperen al menos un par de temas antes de salir a la pista. Bailar con orquesta en vivo es hermoso, y en muestra de aprecio a eso, hay que tener la cortesía de brindarles su momento de protagonismo a los músicos. Cuando hay gente bailando, la atención se suele desviar hacia otro lado (salvo que sea una orquesta como “Los Reyes del Tango” que tienen mas presencia escénica que los Rolling Stones).